miércoles, 18 de febrero de 2015

Tiko Tiko presidente


Por: Fabricio Rosero Vaca

La viralización de los videos del ahora - porque hasta hace 15 días, al menos en el Ecuador, nadie lo conocía- famoso comediante inglés Jhon Oliver o de la página satírica Crudo Ecuador es una muestra de cómo la oposición política en el país ha quedado para la comedia.

La comedia social

Claro, no siempre fue así, Don Evaristo y el mismo Carlos Michelena son dos ejemplos de que en el país la crítica siempre estuvo de la mano de la ironía, prima hermana de la comedia.  Pero eran otras épocas. Los dos eran referentes de la expresión popular que a través del humor exponían duras realidades de un Ecuador destrozado por la dictadura y atemorizado por el febres corderismo. 

Pero  a la par existían políticos con probada inteligencia y discursos vehementes u otros que lograron levantar a las masas con populismos que en ese momento de la historia eran válidos y hasta necesarios.




Los vicios de ser el único

Pero hoy la realidad es distinta. El país no tiene un contrapeso político, pero sobre todo moral que realmente compita con la actual propuesta gubernamental, y ese es quizás el mayor problema. 

 Incluso  el mismo régimen se ve amenazado con el deterioro de una propuesta política que en su momento, incluido con su estilo, era necesaria en un país deteriorado, debilitado y conflictuado, pero que, al ser la única, empieza a sufrir los mismos vicios que la de un atleta que al no tener rivales no tiene exigencia y por ende termina deteriorándose. 

La triste primavera

Pero que con la viralización de estos contenidos se empiece a mermar la credibilidad del gobernante, es posible. La famosa "Primavera Árabe" demostró que las redes sociales son capaces de deteriorar cualquier poder, inclusive los más sangrientos o los más eternos.

Pero lo que hasta este momento, la estrategia on line no ha podido es estructurar un después. Ni Facebook ni Twitter nos gobernarán, sino veamos qué pasó con Libia, Egipto, Tunez, Siria, luego de una primavera, que nunca encontró su verano. 

Es por eso que, para salud del mismo gobierno y para que todo tenga validez, es necesario que en el país se consoliden nuevos liderazgos sociales y reales. No con discursos caducos de izquierda ni tenebrosas representaciones de la histórica derecha, sino uno que nos muestre que con lo que se avanzado también es posible construir una nación en donde, a más de desarrollo, se hable de las libertades y del respeto, temas que ahora termina ser caballo de batalla de comediantes extranjeros y fotitos graciosas.  


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