Es lamentable que en pleno siglo XXI todavía las Fuerzas
Armadas mantengan su posición de supremacía social.
Es que resulta que los militares
tienen un exclusivo sistema de seguridad social que, a diferencia del IESS, es subsidiado en su mayoría por el Estado, es decir por todos los ecuatorianos.
Peor aun, nadie entiende por qué los terrenos expropiados por el estado para la construcción del parque
los Samanes deben tener otra valoración, ¿solo por ser de los militares?.
Y por qué
las propiedades del ISFFA tienen más valor que la de miles de ecuatorianos que tuvieron que ceder sus tierras a precios irrisorios para la construcción de las
grandes vías. Ahí no hubo ni clase política ni movilización social para
evidenciar esa injusticia.
Los militares a los cuarteles, su formación no es reflexiva
ni crítica. Si hay una lucha, es la de exigir al gobierno sancione de manera ejemplar al funcionario, ministro o persona responsable de este horror al pagar
casi 6 veces más por un terreno que legalmente no tenía ese valor.
Y si a alguien hay que pedir que pongan “huevos”, es a los
asambleístas para que, por primera vez, respondan a sus votantes y asuman su
labor fiscalizadora para esclarecer estos y muchos temas poco claros y pendientes.
Y para los que ya no quieren y hasta odian a este gobierno,
en vez de golpear las puertas de los cuarteles, mejor trabajen en una propuesta
alternativa, sólida y firme que realmente llene las expectativas ciudadanas y
ganen las elecciones del año 2017 democráticamente.
Golpear cuarteles es una
muestra de mediocridad igual o peor que la que dicen cuestionar.